Carpe diem… aprovecha el momento. El paso del tiempo corrompe, devora y aterroriza a quien se obsesiona con su tic-tac. En esta obra intimista, oscura, se ofrece una representación del final de la juventud y el principio de la madurez. Un camino que nuestro protagonista no está dispuesto a recorrer por su propia voluntad.
Tengo el mundo a mis pies cuando estoy contigo.
Y mi corazón late salvaje, ahogando el tictac de nuestro único enemigo.
Estoy aquí.
Me habías llamado, ¿verdad? O fui yo el que vino a buscarte, solo y helado en la oscuridad.
Dime, ¿dónde estás? Y ¿por qué?
¿Por qué me encierras en esta jaula? ¿Por qué le has dado mi nombre a la bestia?
Robaste mi amor, mi libertad, mi deseo.
¿No es suficiente para ti?
Supongo que no. Te habrás ido con otros, a engañarles con la esperanza de una vida mejor. Que sientan lo lejos que pueden volar para que la caída sea más dura.
Solo te digo una cosa. Que, conmigo, no va a ser a tu manera. No.
No vas a robarme, porque yo te lo voy a dar.
Mi cuerpo, mis sueños. Rómpelos y trágalos, pero recuerda: mi alma no está en el contrato. ¿De acuerdo?
Ahora sí. Estoy preparado. Trae a la bestia y yo le daré mi último beso.
Al fin y al cabo, la juventud solo es un decorado, ¿no es así?
Autor y © del proyecto y los textos: Miguel Ángel Font Bisier