En miCINEinclusivo nos apasiona trabajar con actores y actrices comprometidos con su crecimiento profesional, y en esta ocasión, te presentamos una iniciativa única: la creación integral de un monólogo que destaca las virtudes del intérprete.
Práctica de monólogos: Un camino para el desarrollo actoral
Como hemos compartido en anteriores publicaciones, los monólogos son una herramienta valiosa para fortalecer habilidades actorales. Desde la memorización hasta el análisis del relato, la exploración de personajes y la preparación para audiciones, este formato demanda exploración, improvisación y la combinación de acciones físicas con una declamación clara y emotiva.
Cuando te sumerges en un monólogo, es esencial repasar y analizar, dividirlo en secciones narrativas y comprender las intenciones del autor para plasmarlas en tu actuación. Debes conocer el entorno de la acción, quién eres en ese momento, cómo te sientes y quién te acompaña.
Monólogo «Manbaby»: Una dosificación de comedia
En miCINEinclusivo, te presentamos el monólogo «Manbaby» como un recurso valioso para tu desarrollo actoral. Esta pieza cómica narra la peculiar cita entre una profesora de lengua y un corresponsal de guerra. A primera vista, todo parece ir bien… ¿o no?
Este monólogo fue filmado durante el curso «Interpretación para cine» en la escuela de artes escénicas Totart en Valencia.
Guion de «Manbaby»: Tu herramienta para la práctica
Si el monólogo «Manbaby» ha capturado tu interés y deseas explorarlo, adjuntamos el guion para que puedas trabajar de manera detallada.
Hola, tía, ¡cuánto tiempo! ¿Cómo estás? Hmmm… mucha rutina, te entiendo. Entre Gabi y los dos críos, pues normal. Sí, sí. Yo como siempre. De jueves a domingo no paso por casa. Lo que ocurre es que hoy vengo con un mal cuerpo… Sí. El caso es que me metí en Tinder hace poco. Yo nunca había entrado, tía, pero eso es una locura. Ves fotopollas, abdominales, bíceps… de todo menos la cara de la gente. O la inteligencia, porque los comentarios que te sueltan… son para enmarcar: “Ola, wapa. Kdmos?” Ola sin hache, kedamos con ka, wapa con uve doble… Como profesora de lengua te imaginarás la depresión que me entra cuando leo esas cosas. Así estuve varios meses, con ganas de sacar mi rotulador rojo y ponerles un cero a todos, hasta que Andrés me hizo match. Un hombre que, por lo que parecía, pegaba conmigo. Fotos bien, textos cuidados… ¡nada que decir! Y como en el país de los ciegos el tuerto es el rey, acepté su petición. Hablamos, y muy bien, fácil. Es periodista y me contaba sus viajes, mil anécdotas… bueno, con decirte que, cuando lo conocí, estaba en la guerra de Ucrania y usaba Tinder para escapar del horror al que se enfrentaba cada día. Sí, sí. Impresionante. La distancia también ayudaba a que la llama se convirtiera en un volcán, y las conversaciones pues… subieron de tono. Claro, claro, encima, escribía sin faltas y sabía tocarme las teclas, ¿sabes? O sea que muy bien. Muy, muy bien. Así que nada, cuando volvió de Ucrania, quedamos. Y madre mía. Es que no pasamos ni por el restaurante. Casi que ni me dirigió la palabra. Me llevó a un hotel, me lamió por aquí por el cuello, deslizó sus dedos por debajo de la falda y me arrancó las bragas. Las rompió y, con ellas, me ató las manos. Yo estaba cachonda perdida, te lo juro. Hasta en uno de los besos que le di aproveché para morderle el labio y notar el sabor de su sangre. Ay, sí, tía. Mira, me dio por ahí, no sé. Nunca lo había hecho, pero es que Andrés parecía mucho Andrés… hasta que sonó el teléfono y su expresión cambió por completo. La cosa es que imagíname ahí, con las manos atadas, en sujetador y él delante de mí, decidiendo si contestar o no. Yo pensaba: no, ¡no, no, no! ¡Sigue, que vas muy bien! Pero, por otro lado, supuse que sería de la televisión o de algo relacionado con Ucrania. El caso es que, al final, respondió. Su expresión tensa no me daba pistas de quién tenía al otro lado de la línea. Pero de pronto, empezó a gritar. Y ¿sabes quién era, tía? Su madre. ¡Su madre! Sí, sí, sí, sí. Encima, lo fuerte es que le llamaba porque no había hecho la colada. ¿Te lo puedes creer? Cuando lo escuché, me dio un parraque. Y bueno, mientras, él se metió en el baño y continuó peleando con ella. Y yo… pues nada. Conseguí desatarme, me vestí y salí de allí a toda leche. Cogí un taxi y me piré a casa. A la media hora, me llamó. ¡A la media hora, tía! Sí, y como no respondí, empezó a wasapearme… y mira, con que te lea el primer mensaje va a ser más que suficiente: “Ola, wapa, ¿dónde estás?” Ola sin hache, wapa con uve doble… la sangre se me congeló. Entré en su perfil de Tinder, y se me ocurrió copiar en Google el texto de presentación que había escrito. Pues… tía. Que lo había sacado de un blog. Y las frases calientes, de un libro que está en el top novela rosa de Amazon. ¡Muy fuerte! En fin, tía, que… que me he cerrado el Tinder esta mañana. Y ahora… pues mira, no sé qué hacer. Igual me paso por el convento de Santa Clara y pregunto si tienen plazas, porque al paso que voy… me dirás. Recuerda que la mejora continua es clave en cualquier área donde busques perfeccionarte. Lee, estudia, inspírate en los referentes de la industria, sumérgete en el personaje que interpretas, confía en tu capacidad y, ante todo, disfruta del arte que realizas.
En miCINEinclusivo, estamos aquí para facilitar tu crecimiento actoral. Podemos contribuir a través de la creación de videos para tu marca personal, Videobooks o la grabación de monólogos para audiciones, herramientas de marketing que te prepararán y abrirán puertas en la industria cinematográfica.
Solo tienes que contactarnos escribiendo a hola@micineinclusivo.com, y nos pondremos en acción para potenciar tu carrera profesional.
Esperamos que este contenido sea un impulso significativo para tu crecimiento artístico.
¡Estamos ansiosos de leer tus comentarios y saber cómo este material te ha inspirado en tu camino profesional!